20/3/13

Skin 101: Rutina básica (I: Limpiar la piel)




En esta serie de posts bajo la categoría "Skin 101: Rutina básica" quiero hacer un resumen/traducción de un serie de ensayos contenidos en el libro "Cosmetic Formulation of Skin Care Products", perteneciente a la serie "Cosmetic Science and Technology"; serie sobre diversa temática, siendo varios de sus volúmenes sobre cuidado facial y capilar, y escritos por expertos en cada campo y que creo que, por su buena exposición y simplicidad (que no simpleza) son un buen documento que tener a mano para revisitar información básica y comprender mejor el proceso de cuidado de la piel en sus aspectos más básicos, lo que en muchos casos puede suponer dejar atrás ideas falsas y preconcepciones muchas veces originadas por la idea que transmite la publicidad cosmética sobre la piel y los productos de cuidado facial, que para mucha gente es la principal y más cotidiana fuente de información. Con la finalidad de adaptarlo puede que haga algún cambio estructural (en la medida en que seleccionaré la información relativa principalmente al cuidado facial y capilar y evitaré la repetición que añade información más específica pero no relevante desde una perspectiva "grosso modo"; también dejaré de lado información excesivamente técnica) y que modifique la literalidad del contenido pero la traducción pretende guardar el significado y ser tan informativa como el texto original. Mi idea es quizá ir traduciendo varios de estos textos (pertenecientes a la serie, no exclusivamente de este volumen; lo mismo con otros textos relevantes) si considero que puede ser un aporte interesante para el blog. Cuando pueda, anexaré los originales si los encuentro bajo libre acceso en la web. Los artículos son de carácter más bien técnico y quizá esto provoque que la lectura no sea ligera o "amena", pero contienen información relevante y a considerar a la hora de elegir un producto o adecuar nuestra rutina a las necesidades de nuestra piel; mi intención es rescatar esa información de entre el "tecnicismo" y exponerla sin perder por ello, o al menos intentarlo, la capacidad explicativa del texto en su conjunto.

En este caso al final del artículo hay una sección de "consideraciones prácticas" donde se aplica el contenido general del escrito y que quizá, si bien bastante incompleto, sea menos pesado de leer. Hay una lista muy larga de fuentes al final, no os asustéis si veis que la barra se alarga mucho :)

El texto de hoy se encuentra libre en la web (aquí, concretamente en la p. 59), y se trata del artículo "Personal Cleansing Products: Properties and Use" (Productos de limpieza personal: propiedades y uso), escrito por Keith Ertel, perteneciente al grupo P&G. Una vez hecha la presentación general del "proyecto", pasemos a la entrada propiamente.

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- Introducción

- Limpiar la piel

   - Remover la suciedad
   - Eficacia

- Efectos de los productos de limpieza personal

   - Tipos de surfactantes usados comúnmente en los productos de limpieza personal

- Interacción de los surfactantes con la piel

   - Consideraciones sobre la estructura de los surfactantes
  -  Delipidización
  - "Anexión" del surfactante a las proteínas del estrato córneo y penetración del mismo
  - Efecto del pH

- Consideraciones sobre otros ingredientes

- Algunas consideraciones prácticas a la hora de escoger un producto de limpieza personal

   - Limpieza facial

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Introducción

Presas de la mercadotecnia global las limpiadoras como cualquier otro producto están sujetas a un juego de "imágenes" -ya no nos venden una mera cosa para arrastrar suciedad, sino un producto más complejo, a veces hasta "con personalidad" (por ejemplo se me viene a la cabeza el uso de adjetivos como "energético", "calmante", "vigoroso", "puro"...) enmarcado en una rutina canónica- y conceptos que resulta en una variedad quizá excesiva de productos, mercados que se pretenden "alternativos", y ante todo una red confusa de posibilidades entre las cuales elegir parece cosa de titanes, como con casi todo lo cosmético. Lo que parece complejidad sin embargo guarda un secreto: tanto antaño como ahora, la finalidad de la limpiadora es, por obvio que resulte, limpiar la piel y los principios que operan en casi todos los productos son en el fondo los mismos, lo que permite reducir las diferencias justamente en los aspectos más relevantes.

Limpiar la piel

Remover la  suciedad

 La piel está cubierta por un manto hidrolipídico que, dependiendo de la zona del cuerpo, se compone en grado variable de secreciones de las glándulas sebáceas y sudoríparas. También se hallan productos resultado de la queratinización (o cornificación de la piel, un proceso mediante el cual las células de los estratos "inferiores" de la epidermis -desde el estrato germinativo o basal- se queratinizan, es decir, "envejecen" y pierden su núcleo pasando a constituir el estrato córneo, compuesto por corneocitos) así como corneocitos en proceso de ser desprendidos de la piel (para que se entienda mejor: las pielecillas por ejemplo son el resultado de un proceso de desprendimiento "defectuoso": los corneocitos no se desprenden bien y se acumulan en la superficie dando lugar a esa acumulación que son, justamente, las pielecillas). 

Estructura general de la piel


Capas de la epidermis


Esta "capa" provee a la piel de cierta impermeabilidad, ayuda a "atrapar" el agua logrando mantener la flexibilidad de la piel a la par que proporciona una defensa natural frente a los organismos patogénicos. Sin embargo, también atrae la suciedad y polución medioambiental. Del mismo modo, es "casa" de una variedad de microorganismos que normalmente no suponen riesgo (de hecho, suponen un beneficio evitando la proliferación de organismos patogénicos) pero que en algunos casos pueden generar en su interacción con la superficie de la capa hidrolipídica residuos indeseables. Por todo ello una limpieza diaria que remueva la suciedad (incluidas las bacterias con las que entramos en contacto) es importante para mantener una piel sana así como en muchos casos aceptación social. 

El agua por su parte es capaz de remover gran parte de esta suciedad (5), pero tiene una capacidad limitada de disolver y limpiar sustancias grasas, es por ello por lo que se añaden los surfactantes (de los que hablé superficialmente aquí). Dicho de manera simple, el surfactante es el responsable de aumentar la afinidad entre sustancias disimilares, en este caso, agua y sustancias lipídicas. Es -o son-, junto al movimiento mecánico que ejercemos sobre la piel al limpiarnos, el responsable de remover la suciedad y dejar la piel bien limpia. El motivo de que usemos principalmente surfactantes aniónicos para limpiar la piel es porque la piel tiene una carga neta negativa a un pH normal y las fuerzas repulsivas entre la piel y esta clase de surfactantes ayudan a mantener la suciedad en suspensión y evita que se vuelva a depositar sobre la piel, lo que hace que sean especialmente efectivos en la tarea. 

Eficacia

La eficacia de un producto de limpieza personal depende de una diversidad de factores entre los que se incluyen su composición (incluyendo el tipo de surfactante usado), la concentración del surfactante "en uso", el tiempo y método de aplicación, la cantidad de suciedad y las características particulares de la piel que se va a limpiar. En las últimas décadas la percepción general sobre las limpiadoras ha cambiado, con el foco de atención moviéndose desde su condición de ayuda a la hora de limpiar la piel hasta su papel de agente con la posibilidad de dañar la piel (6). 

Weber ideó un experimento que nos permite saber cuál es la eficacia de distintos tipos de productos de limpieza de manera controlada (7). Se probaron cuatro tipos de barras de jabón, incluyendo barras hechas de jabón puro y barras sintéticas ("syndet", synthethic detergent; hoy en día casi no usamos jabón puro, como puede ser el de Marsella o el jabón de Castilla, productos que son resultado de la saponificación; sino que la mayoría de productos están basados en surfactantes sintéticos, por ejemplo los sulfatos) en cada grupo de pruebas. Se encontraron diferencias no sólo entre los productos de prueba sino también entre las poblaciones de prueba. La peor forma de limpieza fue la obtenida con el jabón puro y la mejor, la obtenida con detergentes sintéticos. Las pieles con psoriasis fueron las más afectadas y las pieles donde menos suciedad fue removida fue en las pieles atópicas, probablemente debido a su gran resequedad que provoca que la suciedad se adhiera mejor a la piel. 

Otro experimento llevado a cabo por Schrader y Rohr (8) probó que a igual concentración (2%) la piel quedaba más áspera tras ser limpiada con jabón que con detergentes sintéticos, lo que no empeoró al subir la concentración de jabón puro hasta un 8%. Sin embargo, ocurre lo contrario con los detergentes sintéticos, es decir, a mayor concentración mayor aspereza dejan en la piel, hasta el punto de que en concentraciones altas el efecto es el mismo que el del jabón puro. Esto demuestra la dependencia que se da en los surfactantes sintéticos entre cantidad y eficacia y, en la medida en que la concentración usual de surfactante sintético que se da "en uso" en los productos de limpieza es del 8% (9), es relevante considerar este punto a la hora de prever el efecto de los productos de limpieza que usemos.

Wolf y Friedman (10) por su parte idearon también un experimento para estudiar la capacidad de detergencia de diversos jabones. Se comparó un jabón "syndet" con un limpiador suave que contenía un 25% de "crema hidratante" y los resultados fueron que el limpiador suave e hidratante era menos efectivo a la hora de limpiar la piel, es decir, arrastró menos suciedad. La conclusión del estudio fue que para que un limpiador limpie de manera efectiva, tiene que necesariamente resecar en cierto grado variable la piel.

Lockhart y Lazer presentaron un trabajo (12) que medía la manera en que las condiciones "de uso" afectan al poder de limpieza de un detergente; los resultados si bien quizá no son aplicables del todo a los productos de limpieza corporal y especialmente facial, son relevantes en la medida en que señalan la manera en que las condiciones en que se usa el producto afecta a su detergencia (si alguien tiene curiosidad, la manera en que se maximiza la detergencia es mediante un baño ultrasónico).

Otro trabajo más cercano a la "situación real" es el de Pulvvada et al. en el que describieron un método que usaba maquillaje para probar la eficacia de diversos tipos de limpiadoras (14); la conclusión fue que el jabón puro fue el que peor resultados tuvo seguido de un jabón sintético líquido destinado a pieles sensibles. Las limpiadoras basadas en surfactantes derivados del azúcar dieron los mejores resultados. 

Las limpiadoras líquidas gozan de mayor popularidad y muchas de ellas incluyen ingredientes beneficiosos para la piel como el petrolatum, que se deposita durante el uso. ¿Cómo pueden ser efectivos este tipo de productos, cuando a priori parece que la inclusión del petrolatum va en contra de la finalidad del mismo? La tecnología se aprovecha de las distintas condiciones que acaecen en las fases del lavado. El agente beneficioso permanece suspendido sobre la espuma durante el proceso de lavado y cuando ésta es retirada, éste queda sobre la piel. Tras probar este tipo de limpiadoras para demostrar su eficacia, los resultados muestran que los productos que depositan petrolatum sobre la piel limpian mejor y que una mayor eficacia se relaciona con un mayor contenido del agente beneficioso. Una posible explicación es la capacidad que tienen sustancias similares de disolverse mutuamente, y la suciedad que hallamos en la piel tiene contenidos lipídicos. Esto es conocido desde hace tiempo: los romanos usaban aceite al lavarse (17), por ejemplo; y los productos basados en sustancias lípidas se recomiendan para personas con piel sensible y atópica (18).

La eficacia al limpiar es importante, pero también lo es la compatibilidad del producto con la piel, especialmente en personas que se lavan repetidamente, como es el caso por ejemplo de las enfermeras (que necesitan lavarse repetidamente las manos). Se realizó una prueba al respecto con un producto que contiene  petrolatum (25%);  los sujetos de prueba tenían la piel seca y se les prohibió el uso de cualquier tipo de hidratante. Los resultados muestran que el producto de prueba no sólo produce eritema en un grado similar al agua, o incluso menos; sino que además mejoró progresivamente durante el uso el nivel de hidratación de la piel. Por ello este tipo de productos no sólo tienen una buena eficacia como detergentes sino que además muestran buena compatibilidad con la piel y mejoran su nivel de hidratación, incluso en casos de uso extremo. 

Efectos de los productos de limpieza personal

Tipos de surfactantes usados comúnmente en los productos de limpieza personal

Mientras que algunas nuevas tecnologías pueden combinar una limpieza efectiva con la posibilidad de mejorar la condición de la piel, el foco principal es reducir la irritación derivada del uso de productos de limpieza personal. Los surfactantes son el principal ingrediente que encontramos en éstos y son los principales responsables de las características del producto (por ejemplo, la capacidad de formar espuma, los efectos sobre la piel...) 

Surfactantes aniónicos

Son usados en la mayoría de productos de limpieza personal y componen casi el 50% de la producción mundial de surfactantes (21, 22) El mejor conocido de este tipo de surfactantes es el jabón (en el sentido de jabón puro), pero existe una gran variedad de surfactantes sintéticos empleados en el mercado, incluyendo los acil isetionatos, los sulfatos alcalinos y los sulfatos éter alcalinos. Los acil isetionatos tienen una buena compatibilidad con la piel y son buenos surfactantes, a la par que evitan que se forme un residuo derivado de aguas duras. El sodium cocoyl isethionate es un ejemplo de ellos, usado frecuentemente como surfactante principal en detergentes "suaves". Los sulfatos alcalinos son usados en multitud de productos, desde limpiadoras faciales a dentífricos. Crean una espuma cremosa pero no funcionan bien en aguas duras y tienen un mayor potencial de irritar la piel. El más usado es el Sodium Lauryl Sulfate. Los sulfatos éter alcalinos por su parte son más suaves que los sulfatos alcalinos a pesar de que hacen más espuma y frente a éstos, funcionan bien en aguas duras, además tienen mayor compatibilidad con la piel. Un ejemplo de este grupo es Sodium Laureth Sulfate.

Surfactantes catiónicos

No suelen ser buenos detergentes ni generan mucha espuma y normalmente son incompatibles con los surfactantes aniónicos. Teniendo carga positiva se adsorben con mayor facilidad a la piel. Esto los hace útiles como elementos antiestáticos en productos para el pelo así como en algunos casos, buenos acondicionadores. 

Surfactantes no-iónicos

Por su naturaleza son compatibles con multitud de surfactantes y muestran poca sensibilidad a factores como aguas duras, salinidad o pH. Muestran buena compatibilidad con la piel pero siguen teniendo capacidad de irritarla. 

Surfactantes anfotéricos

Las betaínas son el grupo más usado de esta clase de surfactantes, y se usan en multitud de productos con el fin de mejorar la capacidad de formar espuma del producto o de aumentar la viscosidad. Muestran buena compatibilidad con la piel y tienen la capacidad de reducir el potencial de irritación de los surfactantes aniónicos cuando son usados de forma conjunta (24, 28). Aún así, tienen algún problema derivado: se han hallado casos de alergia al surfactante cocamidopropyl betaine, el más usado de todos (29-32), hasta el punto de que en el año 2004 fue nombrado el "alérgeno del año" (30). Sin embargo, las incidencias son muy pocas si tomamos en cuenta el uso masivo que tiene. 

Interacción de los surfactantes con la piel

Los productos de limpieza personal son productos complejos que a menudo contienen no un surfactante, sino varios. Los mecanismos de interacción descritos abajo son interdependientes en cierto grado.

Consideraciones sobre la estructura de los surfactantes

La composición de surfactantes de un producto de limpieza personal determina en gran parte el potencial del producto para impactar en la piel, pero la compatibilidad de éstos con la piel puede variar incluso dentro del uso de un mismo surfactante. El jabón (puro) es un buen ejemplo de esto. Actualmente casi no quedan jabones en el mercado, pero permanecen los productos mixtos (mezcla de syndet y jabón)La composición variable de los materiales crudos para hacer jabón resultan en que la saponificación deriva en una variedad de especies o tipos de jabón diferente. La composición química final del jabón es lo que determina realmente su compatibilidad con la piel. Dahlgren et al. (40) demostraron que los jabones derivados únicamente del coco son los más agresivos con la piel, mientras que los derivados únicamente de sebo (animal) son los más suaves. Según domine un tipo u otro de materia prima básica el jabón será más o menos agresivo. Hay una relación entre la longitud de la cadena de ácidos grasos de la materia prima y la capacidad de generar irritación: a mayor longitud, menor irritación.

La compatibilidad con la piel de varios surfactantes sintéticos muestra también una dependencia de la estructura del surfactante. Kligman and Wooding condujeron un estudio para determinar la capacidad de irritación de los sulfatos alcalinos (47). El de cadena más corta, Sodium Lauryl Sulfate, resultó ser el más agresivo. Existen varios estudios en esta línea (23, 48-51) que muestran que una manera de aumentar la compatibilidad con la piel de los surfactantes sintéticos es reducir las cadenas de surfactantes cortas (C12 o menos). Otra manera de reducir la capacidad de irritación es someter al surfactante a un proceso de etoxilación, a mayor nivel de etoxilación, menor capacidad de irritación (23). El Sodium Laureth Sulfate es uno de los resultados de este proceso. Finalmente, una manera de reducir la posible irritación es usar una combinación de varios surfactantes, algo bastante común (23, 24, 28, 52).

Delipidización

Como comentamos anteriormente, la barrera hidrolipídica es importante para mantener la salud de la piel. Los lípidos epidérmicos que hacen de "cemento" de los corneocitos (que serían los "ladrillos") también son importantes para mantener la piel saludable y la función del estrato córneo (53-55). Las personas que exhiben una gran sensibilidad a los productos de limpieza como las personas con pieles atópicas a menudo muestran estructuras aberrantes bien en la composición o estructura de los lípidos epidérmicos (56,57), del mismo modo Nardo et al. encontraron una relación inversa entre la capacidad de irritación del SLS y el nivel de ciertas cerámidas del estrato córneo en personas normales (58). 

La posible fuente de irritación de los surfactantes se deriva por tanto de su capacidad de emulsionar aceites y lípidos, resultando ello en un proceso de de-lipidización, es decir, resultado de remover los lípidos del estrato córneo.

El agua no es muy efectiva a la hora de limpiar (60), pero sin embargo un mero lavado con agua que provoca una disrupción pequeña es capaz de reducir el nivel de lípidos epidérmicos de la piel en un 24%, mientras que usar jabón supone una reducción del 36% (61). El uso de surfactantes sintéticos supone una reducción del 50%. La eliminación de los lípidos epidérmicos se ha puesto en relación con la incapacidad de la piel de renovar los FHN (de los que hablé superficialmente aquí), llevando en último término a tener la piel seca. El arrastre del sebo no se ha ligado a síntomas clínicos y el nivel normal del mismo vuelve a la normalidad pasadas una o dos horas (62). Gfatter et al. examinaron el efecto de usar varios tipos de productos (jabón líquido, barra syndet y jabón) sobre el nivel de lípidos epidérmicos (63), el grupo que menos reducción presentó fue el de control (lavado sólo con agua), y el que mayor reducción, el que usó jabón puro. 

Fulmer y Kramer compararon la composición lipídica en una piel normal y una tratada con surfactantes en piernas con la piel seca (66). El nivel de lípidos epidérmicos era similar, pero la composición era distinta, la conclusión fue que lavar la piel usando surfactantes altera la composición, pero no la cantidad del lípido epidérmico, sugiriendo que la piel seca responde a una alteración del proceso de los procesos del estrato córneo, y no debido a una delipidización.

"Anexión" del surfactante a las proteínas del estrato córneo y penetración del mismo

Otros estudios sugieren en cambio una interacción surfactante-proteína en el desarrollo de la irritación de la piel (69). Del mismo modo el nivel de irritación de un surfactante está ligado a su capacidad de adsorberse a la piel (11, 51, 70). La adsorción del surfactante está ligada también a la sensación de tirantez, que no está inducida tanto por la delipidización como sí a la denaturalización de la queratina que el sufactante provoca (71). 

Del mismo modo, factores externos "medioambientales" relacionados con la utilización del producto influyen en la capacidad de irritación. Berardesca et al. examinaron la capacidad de irritación de un producto con 5% SLS usado bajo temperaturas de 4ºC, 20ºC y 40ºC (80). Los resultados mostraron que la capacidad de irritación aumentaba a medida que aumenta la temperatura. La descamación también mostró relación con la temperatura. Parece que la relación se encuentra en que a mayor temperatura mayor liquidez del lípido epidérmico y mayor capacidad de adsorción del surfactante (81).

La dureza del agua es otro factor influyente, viéndose más afectados por ella el jabón que los surfactantes sintéticos (82). El agua dura incrementa la deposición  de jabón en la piel, especialmente por la presencia de calcio (83). 

Efecto del pH

El jabón se disuelve en agua ácidos grasos libres y un jabón de base fuerte (por ejemplo, sodio) reaccionará con el agua para formar aparte de ácidos grasos libres, hidróxido de sodio. Por ello los jabones producen por lo general una espuma con un pH mayor a la que producen los surfactantes sintéticos. Esto unido a su poca compatibilidad con la piel es la base de una correlación entre el pH y la irritación de la piel. Ananthapadmanabhan et al. (73) determinaron que el pH afecta a las relaciones entre surfactante-piel. Sin embargo, Robbins y Fernee mostraron que no hay cambios en el estrato córneo cuando la piel está expuesta es un pH de entre 3 y 9 (49). Examinaron también el efecto de diversos surfactantes bajo diferentes pH: en una reducción del 9 al 6, el rango relevante para la mayoría de cosméticos, no hubo cambios aparentes; en una reducción del 9 al 3 sin embargo sí se observó una reducción en la irritación. Sin embargo Robbins y Fernee (48) no encontraron relación entre el pH y varios surfactantes en el nivel de permeabilidad de la piel. Sin embargo una variedad de estudios (9, 89, 90, 91, 92) demostraron que no hay correlación entre el potencial irritante de un producto y el pH del mismo.

La conclusión de estos estudios es que la capacidad de irritación de los surfactantes está ligada a la capacidad de éste de penetrar el estrato córneo a la vez que muestran que el potencial de irritación está ligado a características físicas y químicas de los surfactantes y no sin embargo al pH del producto, excepto en casos de acidez extrema.

Sin embargo el uso de surfactantes altera el pH del manto acídico (lo que puede llevar a alteraciones en el estrato córneo), que puede tardar en recuperarse hasta 94 minutos (62). El jabón altera más el pH que los surfactantes sintéticos, y se observó que el uso de estos últimos reduce la inflamación a largo plazo en pieles acnéicas comparado con el uso de jabón  (101). 

Barel et al. (103) compararon en un estudio ciego el efecto sobre la irritación a largo plazo de usar o bien jabón o bien surfactantes sintéticos. Los niveles de rojez, TEWL e hidratación en el estrato córneo permanecieron iguales en ambos casos, pero el grupo que usó jabón mostró niveles de pH más elevado. Valoraciones subjetivas mostraron resultados favorables tras diez semanas hacia los surfactantes sintéticos, pero como hemos comentado, esto probablemente se debe a otros factores y no a la variación de pH.

Consideraciones sobre otros ingredientes

Los surfactantes determinan gran parte del efecto de un producto de limpieza sobre la piel, pero otros ingredientes pueden tener efecto. Por ejemplo, algunos polímeros (por ejemplo, las siliconas) son usados en la industria para alterar la sensación de la piel, en otras ocasiones presentan substantitividad (se adhieren) y presentan propiedades protectivas (104-106).

La glicerina es un humectante usual pero que, al ser soluble en agua, no presenta una gran substantividad al usarse en productos de limpieza (107), sin embargo puede tener otros efectos, como aumentar la percepción de hidratación del producto aunque las variables "reales" permanezcan estables (40). 

Como ya comentamos hay limpiadoras que depositan petrolatum sobre la piel y que muestran eficacia así como propiedades protectivas sobre la piel así como aumento del nivel de hidratación; hay evidencia de que el petrolatum permea el estrato córneo y mejora la función de barrera (108, 110), así como mejora al ser depositado sobre la piel la estructura lipídica en el estrato córneo (109).

Algunos ingredientes complementarios pueden impactar de forma negativa. La fragancia por ejemplo está implicada de manera frecuente como causa de la dermatitis por contacto y puede ser el gatillo que desencadene problemas como la dermatitis atópica. Usar productos "sin fragancia" no tiene por qué ser la solución, este tipo de productos se caracterizan por no tener una fragancia perceptible, pero pueden contener fragancia en algún grado  ya que es necesaria para esconder el olor original de la materia prima (111). A veces la fragancia va "escondida" bajo el uso de algunos conservantes o aceites que igualmente pueden ser fuente de dermatitis (112, 113).

Algunas consideraciones prácticas a la hora de escoger un producto de limpieza personal

Los dermatólogos y consumidores se enfrentan a una variedad de elecciones cuando recomiendan o eligen productos de limpieza personal. Las secciones anteriores de este artículo analizan parte de la literatura disponible que examina factores que gobiernan la interacción entre surfactantes y la piel desde un punto de vista teórico. Pero, ¿qué significa todo esto desde el punto de vista práctico?

Limpieza facial

La limpieza facial es una necesidad primaria para la mayoría de individuos; aparte de cuestiones culturales relativas a la higiene, la cara es una localidad primaria de la acumulación de suciedad tanto endógena como exógena. Tanto la densidad como el tamaño de las glándulas sebáceas son mayores en la cara, parte alta de la espalda y pecho. La secreción de estas glándulas en conjunción con la aplicación de maquillaje ayuda a crear una capa hidrolipídica en la superficie de la piel que ayuda a atrapar las poluciones medioambientales (polvo, humo de cigarrillo, etc.) En cualquier caso, si bien la necesidad de remover esta suciedad está clara, hay ciertas consideraciones que se pueden hacer respecto de la limpieza excesiva. Por ejemplo, el estrato córneo tiene menos células que otras partes del cuerpo a excepción de la zona genital (114). Una barrera córnea fina puede ser un factor que propicie irritación. La cara es una zona relacionada en gran medida -el 50% de los sujetos del estudio- con la noción de "piel sensible", una condición relacionada a su vez con un estrato córneo fino (115, 116), grosor controlable hasta cierto punto con los productos que usamos. Además la piel de la cara es más rica en nervios y es más maleable, con lo cual es más sensible a sensaciones como la tirantez con mayor facilidad. Tanto hombres como mujeres encuentran en las limpiadoras en un factor común de este problema (117).

Las barras de jabón tradicional son una opción eficaz y como hemos visto anteriormente, no retiran el manto hidrolipídico totalmente de la piel. Sin embargo, el jabón puro tiende a proporcionar sensación de tirantez en mayor medida. En el caso de las pieles acnéicas sin embargo se ha mostrado que el uso de jabón puede predisponer a la piel desarrollar acné (101). Más importante aún, el jabón puede irritar las lesiones existentes. En este caso lo recomendable es usar surfactantes sintéticos suaves y el agua templada, no caliente (118).

Los agentes exfoliantes ayudan a retirar la suciedad y los restos celulares de la superficie de la piel, proporcionando un aspecto rejuvenecido a la par que estimulan la piel mediante un efecto de masaje y alisan la superficie de la piel (119). Esto último puede incrementar la eficacia (y posible irritación) de los productos de limpieza. El uso adecuado de exfoliantes es importante para no dañar la barrera córnea, lo que incrementaría la posibilidad de irritación. 

Las toallitas limpiadoras se presentan en dos formatos, húmedas o secas, en este último caso se "activan" con agua. Entre la exfoliación mecánica y el efecto del surfactante proveen una limpieza efectiva (122) Algunas incorporan ingredientes como petrolatum que ayudan a mejorar la hidratación de la piel (123). 

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Conclusiones personales

Si bien no tengo formación específica en el campo de la salud (yo tiré por las ciencias sociales en su momento y acabé luego en lo que mucha gente llama "humanidades"), algo a tener en cuenta cuando me leáis, la manera en que yo aplico esta información a mi rutina y comprensión de la limpieza de la piel pasa por dos líneas fundamentales: limpiar la piel siempre implica irritación y por otro lado, limpiar la piel no es "sobre limpiar" la piel.

En cuanto al primer punto y como comenta el artículo, y como hemos comentado otras veces en relación a los surfactantes y los sulfatos, igual que en el pelo en la piel la meta está en encontrar un equilibrio entre buena capacidad de detergencia y suavidad. Es un poco la idea que comenté en el post sobre la rutina facial asiática en relación a la doble limpieza: primero hay que detectar cuál es nuestra necesidad y actuar en consecuencia. No es lo mismo no ir maquillada un día y limpiar la piel por la noche que haber usado maquillaje a prueba de agua y más difícil de remover, es decir, de limpiar. Como dije en esa misma entrada y como refleja esta entrada las bases "químicas" de los desmaquillantes y las limpiadoras al agua o barras de jabón (normalmente syndet) son en cierta medida las mismas. Que muchos desmaquillantes empleen sustancias oleosas responde a algo que comentamos arriba, y es que disuelven mejor las sustancias grasas y también por ejemplo activos que necesitan una base grasa como solvente (por ejemplo, los protectores solares, por eso es tan difícil encontrar uno que no sea graso), pero no es algo exclusivo de los desmaquillantes, hay muchas limpiadoras que emplean aceite y asimismo hay muchos desmaquillantes que no usan aceite para nada. Este ejemplo quiere ilustrar por un lado la variedad de productos que hay en el mercado y mostrar a su vez que muchas veces las fronteras entre productos quizá no son tan definidas como pretenden las marcas porque las diferencias están en el producto concreto que se crea, no en la "categoría de producto". En ciertos casos será necesario recurrir a un desmaquillante oleoso y a un gel, o a un desmaquillante no oleoso y a un gel...o sólo a un gel. Lo importante es recordar que limpiar irirta y que el riesgo de sobre-limpieza no es remoto, mucha gente mezcla desmaquillante oleoso con gel al agua y para acabar usan una limpiadora a modo de tónico (las famosas aguas micelares, que son limpiadoras). El mismo agua micelar es ejemplo de producto usado a menudo como desmaquillante por muchas personas y como limpiadoras por otras (yo uso el formato de ambas formas según qué necesite en el momento). Es un mero ejemplo que no sé si es clarificador pero que al menos creo que ilustra bien lo que suele ser el problema de la limpieza: demasiada, más agresiva de lo necesario.

Como vemos en el artículo hay muchas maneras de hacer que una limpiadora sea más suave, es decir, que limpie menos; lo cual en relación con lo anterior no es un problema: una piel seca por ejemplo puede encontrar que esa limpiadora con 25% de petrolatum que limpia menos pero que agrede por ello menos a la piel es justo lo que necesita. Yo sé que a veces llego a ser repetitiva, pero la palabra clave, como siempre, es adecuación

Por lo demás podemos sacar algunas conclusiones básicas:

- Grosso modo, es mejor evitar el uso de jabón puro y recurrir a surfactantes sintéticos, ya que son más compatibles con la piel y presentan menos problemas en su uso, como la posible sensación de tirantez. Además, respecto de los surfactantes hay una condición a la que tenemos que atender especialmente, que es la dureza del agua. En aguas duras el uso de jabón puro provoca deposición de minerales (en el pelo también, muchísimas veces cuando la gente cree tener "build-up" lo que tiene es acumulación de minerales por la interacción eléctrica entre los productos capilares y el agua) que irritan la piel. Por ello en aguas duras aparte de recurrir a surfactantes sintéticos, evitaremos los alcalinos, es decir, la familia de sulfatos (SLS, ALS), pero no los éter sulfatos, el común Sodium Laureth Sulfate es una buena opción, junto a otros muchos posibles surfactantes. 

- Como comentamos también en relación al pelo, la funcionalidad de un producto de limpieza personal no depende únicamente del surfactante, hay que atender a la presencia de siliconas, polímeros varios, aceites, etc. La grandísima mayoría de productos del mercado incluyen algún tipo de agente beneficioso de este tipo, y debemos adecuarlos principalmente a la producción de sebo de nuestra piel (igual que el surfactante, es decir, una piel grasa necesitará surfactantes más agresivos y emolientes, humectantes y oclusivos más ligeros; una piel seca en cambio se beneficiará de productos más suaves y una presencia de emolientes, humectantes y oclusivos más eficaz, más pesados, que suplan lo nuestra piel, en caso de ser seca, no es capaz de generar por sí misma).

- Obviamente, intentaremos usar limpiadoras lo más suave posibles.

- En pieles acnéicas evitaremos el uso de jabón (que no sólo propicia el acné, sino que agrava las lesiones que éste causa) y recurriremos a surfactantes sintéticos.

- Como la temperatura afecta a la detergencia, usaremos agua templada. Tampoco hace falta que sea fría -aunque yo personalmente me lavo la cara con agua fría-, pero sí templada (no templada...más bien calentita).

-  El artículo es sobre todo un compendio de posibles causas por las cuales las limpiadoras causan irritación, en cualquier caso, podemos concluir que lo mejor es intentar minimizar el contacto de la limpiadora con la piel y evitar asimismo productos que no se enjuagan con contenidos altos de surfactantes, ¿existen? Más de una vez he visto alguna mascarilla con SLS muy arriba, o geles que se pueden usar de "mascarilla", o recomendaciones sobre dejarse la limpiadora en la piel un tiempo...las posibilidades a la hora de formular son bastante amplias y no estoy implicando que cualquier producto de este tipo cumpla con la idea que yo me hago de ellos, pero yo personalmente evito esta clase de productos. 

- En cuanto a la exfoliación, por un lado es uno de los motivos por los cuales yo no uso toallitas desmaquillantes, tengo la piel sensible y me resultan muy irritantes por la mera interacción mecánica; pero es importante tener en cuenta que la manera en que usamos el producto afecta al resultado final. Hay que frotar con cuidado y rápidamente, y si usamos productos como toallitas desmaquillantes recordar ponerlas en correlación por su efecto exfoliante con cualquier otro tipo de producto exfoliante que pretendamos usar. Personalmente no recomiendo para nada usar productos que exfolien físicamente, sobre todo cuando las partículas exfoliantes son muy gruesas o hacen daño (sal, hueso de albaricoque...). 

- Asimismo la exfoliación cumple un papel positivo desde un uso correcto, la piel se renueva de manera natural cada 28 días, y no es lo mismo una piel seca que una grasa a la hora de aguantar exfoliaciones frecuentes, como vimos hay una interrelación entre las pieles secas y/o sensibles y la composición y estado del estrato córneo. Personalmente y al margen del artículo, en pieles con acné o lesiones provocadas con el mismo creo que es poco recomendable exfoliar físicamente, sobre todo si hay heridas o granos inflamados. 

- Al final todo se reduce a ser cuidadosos con la piel: no agredirla, buscar productos suaves pero adecuados a nuestras necesidades, considerar incluir varios productos si con cierta frecuencia nuestras necesidades cambian radicalmente (como es mi caso, con frecuencia salgo de casa con ahumados o maquillajes más complejos pero para diario lo que uso se va fácilmente con agua micelar o si necesito algo más fuerte, gel al agua), no caer en el error de interpretar una fórmula basándonos únicamente en los surfactantes pero sin olvidar que son el agente que más determina el efecto final, la relación entre los ingredientes de un producto es la de interdependencia. Y sobre todo, no caer en el error de sobre-limpiar, la piel debe limpiarse sólo cuando sea necesario y no por norma y siempre hay que minimizar con todas las variables que el artículo presenta la exposición de la piel a posibles agentes irritantes, y las limpiadoras siempre causan irritación en alguna medida.

- No quisiera dejar de comentar, apoyando mis conclusiones anteriores, la similitud con que se opera a la hora de construir champús y limpiadoras. No sólo porque el champú entra en contacto con el cuero cabelludo, y todo lo escrito aplica, sino también porque otros muchos aspectos como las funciones típicas de los surfactantes, la presencia de otros ingredientes que inciden en el efecto final de la fórmula y en general la cuestión de limpieza efectiva pero todo lo suave posible así como otros aspectos son casi simétricos a cuestiones relativas al cuidado del pelo. Los principios, de nuevo, aunque en este caso sí hay un salto no de producto concreto, sino de categoría...tampoco se alejan excesivamente.

- Por último lugar, creo que lo que se puede concluir tanto de este artículo como de otros y en mi caso, de mi experiencia, es que la limpiadora es el principio de una buena rutina aunque no es un producto que cueste tanto dinero (y muchas limpiadoras caras no tienen nada especial, personalmente es el paso donde menos dinero gasto y donde creo que si gastas mucho, normalmente es un "timo"). Muchas veces nos centramos demasiado en remediar los efectos que la limpieza causa en lugar de intentar minimizarlos. Una piel seca, deshidratada, con escamaciones, etc. puede empezar perfectamente desde una limpieza demasiado agresiva por todos los factores que hemos visto. La limpieza de la piel es, en resumidas cuentas, la clave del arco: esa pieza quizá pequeña, pero fundamental para que exista un equilibrio de fuerzas. 

Skin 101: Rutina Básica

I: Limpiar la piel
II: Tónico
III: Hidratar la piel



¿Qué tipo de limpiadoras os gustan? ¿Tenéis problemas de piel sensible, atópica...y cómo lo manejáis?


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10 comentarios:

  1. Me encantan este tipo de entradas, aunque reconozco que la sensación final que me queda es que hay que saber demasiado de química y medicina para poder opinar realmente, y que nada es absolutamente malo o bueno, sino que depende de muuuuuuchas cosas (vease el famoso petrolatum). Al final, a las de letras nos queda el método de prueba y error, je je.
    Por cierto, echo de menos algunas conclusiones finales por parte de la autora de blog. Me gustaría mucho que las hicieras.

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    1. ¡Hola, María! :)

      Sí, las conclusiones las añadí ya y tenía pensado añadirlas, pero es que ayer creo que le di a publicar cuando pretendía guardar la entrada para una revisión final, muchas veces no veo faltas o problemas gramaticales hasta que no leo el texto al día siguiente o así. De momento he corregido las que he visto hoy y posiblemente quede alguna más, en cualquier caso lamento mucho que hayas tenido que leer la entrada con tantos errores tanto gramaticales como ortográficos, el contenido estaba acabado pero bueno, siempre hace más desagradable la lectura, lo siento.

      Eso que comentas es algo que estuve pensando a la hora de hacer o no unas conclusiones personales por ejemplo, yo soy de humanidades y letras bien puras y soy consciente de que si me hago con la información es a costa de muchas lagunas y cosas que no sé ver, pero bueno, siempre he defendido y defenderé que salirse del campo "propio" es no sólo bueno sino necesario siempre y cuando sepamos dónde estamos y quiénes somos y creo que, si no lo consigo, al menos lo intento; pero esa sensación de "estar perdido" más que un obstáculo en mi caso lo veo a medias como un recordatorio de mi ignorancia y a la vez como un espacio inaccesible y que en tanto que tal le da a la experiencia de indagar sobre el tema cierta emoción y aprehensión a la vez, no sé. Siempre es emocionante "expandirse", como estos temas pueden ser delicados mientras haya un respeto a la autoridad (en el sentido de cosas que como sujeto puedo o no decir, no sólo a los demás, sino a mí mismo sobre todo) y por ello respeto y reconocimiento de la falta de autoridad, ambos graduales (como es mi caso sobre estos temas si consideramos mi formación por ejemplo), creo que hay que abrazar esa sensación de incomodidad ;)

      Y definitivamente cuanto más sabe uno, más dudas tiene, al final lo resolvemos mediante investigación empírica y sapiencia experimental, claro que sí ;D

      Saludos

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    2. Me han gustado mucho las conclusiones. Y por las faltas, no te preocupes, estaba yo tan absorta para no perder el hilo que no me dí ni cuenta.
      Por aportar la mía, yo uso jaboncito por la mañana (el de hadalabo que es una espumita con algo de salicílico y que me gusta bastante), y por las noches agua micelar (esta vez de haruhada con hialurónico...¿se nota que descubrí hace poco la cosmética asiática y la página de sasa? ja ja).
      Hubo una época que utilizaba la doble limpieza, pero entre que ahora me pinto mucho menos y que, como dices, a veces puede ser peor excederse, con el agua micelar como desmaquillante me las apaño.
      Algo que no has comentado ( o se me ha pasado), y también es discutido, es lo de añadir componentes a las limpiadoras que verdaderamente son inútiles dado que retiras el producto en 1 o 2 minutos. De hecho lo del salicílico en el jabón me temo que poco hará.
      Saludos,

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    3. Sí, me ceñí un poco al artículo pero además no tengo muy claro hasta qué punto funcionan o no. En primer lugar por el pH, los ácidos necesitan entornos acídicos y en lo que metes agua adiós muy buenas, por eso muchas veces hay que ponerlos en la piel seca y masajear. Pero aparte de eso es que supongo que dependerá de la concentración, tengo dudas porque a mucha gente parecen gustarle, pero entre el agua, la cuestión del pH y que si queda algo en la piel -si queda- es poco y no sé si efectivo y que el tiempo de exposición es corto...no sé. Por ejemplo para dejarme una limpiadora dos minutos en la piel porque tiene glicólico prefiero comprar una crema de glicólico al 5% y empezar a probar, este tipo de productos son los que evito. No tengo claro que tengan algún efecto pero si lo tienen será leve pero igual esa levedad es la que a quien lo usa le sirve para mantener a raya acné o iluminar el tono, no lo sé. Personalmente no compraría este tipo de limpiadoras pero si la usas y te va bien sea por el salicílico o no pues ya está, mientras a quien lo use le sirva :)

      Voy a intentar buscar algo más al respecto porque siempre pasé de este tipo de productos y lo que tengo son nociones sueltas e impresiones, en lo que encuentre algo lo añado, gracias por comentarlo :)

      Un saludo.

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  2. Muy interesante la entrada he aprendido mucho.
    Yo ahora mismo realizo mi limpieza facial con las muestras que tengo acumuladas o sólo con agua, dado que no encuentro ningún producto que limpie mi piel y que además la trate con cuidado.
    Tengo el problema de que es muy grasa en algunas zonas y me parece que la mayoría de productos para este tipo de piel son muy fuertes y me sacan rojeces.
    He estado informándome sobre el agua micelar y creo que podría ser una buena opción para mí, pero otra vez me encuentro ante mil marcas y me pierdo.
    He pedido un limpiador que contiene surfactante Peg-100 Stearate entre otros y he leido alguna que otra vez que puede causar irritación en piel sensible o dañada, por lo que me preocupa usar el limpiador en mis mejillas -que al contrario que la zona T, son muy secas-.
    Por lo tanto, en mi caso no sé en qué tipo de limpiador me tendría que fijar.

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  3. ¡Hola,Lei DVC!

    A veces es complicado encontrar una limpiadora cuando tenemos la piel mixta, en mi caso es un problema también. Yo personalmente nunca utilizo cosas para piel grasa porque me suelen resecar bastante. Lo ideal es encontrar un equilibrio entre un producto que no te reseque las zonas más secas pero que quite suficiente grasa en la zonas más grasas y luego echar mano de productos de hidratación después.

    El agua micelar puede ser una buena opción, en mi caso he probado un par sólo, no sabría decirte marcas en concreto porque realmente he probado poca cosa, dentro de poco haré una entrada sobre las de Bioderma que son las que uso actualmente, pero bueno a mí la versión Sébium me resulta astringente. Del Peg-100 Stearate lo que sé es que no da problemas en pieles normales sino en pieles muy dañadas, hablamos de pieles quemadas por ejemplo, vamos daño considerable. En pieles sanas aunque sean sensibles da un ratio de irritación bastante bajo:

    http://online.personalcarecouncil.org/ctfa-static/online/lists/cir-pdfs/PR211.pdf

    No sé decirte una limpiadora en concreto porque creo que no sé lo suficiente para ello, en mi caso con la piel mixta busco sobre todo productos con surfactantes de detergencia media, y humectantes como glicerina que minimicen el efecto secante.

    Saludos

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    1. Esperaré a tu review. La de bioderma la había mirado y quería verla en persona y echarme un poquito -xD- pero no la he encontrado por ningún lado.
      La de deliplus la descarto directamente y la de Cosmia de tomate lo mismo.
      Esas son las que conozco.

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    2. Yo he probado varias low-cost y luego las de Bioderma pero la verdad creo que hay menos diferencias de las que podría parecer a priori, pero bueno tampoco he probado muchas en plan más caras, tipo la de la Roche Posay y demás, no sé si habrá diferencia con esas. Las de Bioderma me van bien y las he seguido usando porque desapareció la que usaba y que me gustaba (la de Carrefour), la de Mercadona me pareció un horror :)

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  4. Yo uso un agua micelar de Eveline con alto contenido en ác. hialurónico, es para piel grasas, pero yo no la noto para nada astringente. Le cuesta limpiar máscaras, así que la uso como limpiador después del aceite de Deliplús. Tengo ganas de probar la de Bioderma, he escuchado muy buenas críticas, lo único que no he encontrado el precio :-/

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    1. Cuesta como unos 20€ los 500 ml, en farmacias francesas está mucho más barata (con 20€ puedes pillar un litro) pero solo compensa con pedidos grandes por los gastos de envío. A mí me gusta más la de LRP pero vamos, es una buena agua micelar, yo para desmaquillar/limpiar es que prefiero otras cosas, no me acaba de gustar el formato :)

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